I●・2
Bajo la temblorosa luz de la vela, intentaba
concentrarse en la lectura:
" Comprendí como el hombre, desposeído de todo
en este mundo, todavía puede conocer la felicidad,
aunque sea solo momentáneamente, si contempla
al ser querido"
Viktor Frankl
El hombre en busca de sentido
Por un instante afloró una sonrisa que apenas se
marchitó cuando se vio a si misma anclada en la
soledad de aquella penumbra.
Volvió a mirar el móvil bajo la inercia de una
ansiedad impropia de ella, pero la situación era
difícil de superar y su estabilidad mental, su
raciocinio, difícil de controlar.
Poco a poco fue recopilando todo lo ocurrido,
minuto a minuto. Le dio tiempo de hablar con sus
padres, palabras de emoción, de consuelo, de
desesperación ¿Por qué no decirlo? ¡Dilo!: de
despedida...
El solo pensamiento, acrecentó su angustia y dio
paso a una negación absoluta, a un llanto absoluto
y a una sonrisa absoluta, como si en medio de ese
caos abrazar a algún ser querido fuera la única
salvación, por eso entre lágrimas siguió leyendo:
"Fuerzas fuera de tu control pueden quitarte todo
lo que posees excepto una cosa, tu libertad para
elegir como responderás a la situación "
Se dejó caer en el sillón y en el precipicio del
miedo, comenzó a decir palabras inconexas entre
hipidos, mocos y tristeza y llamó a su madre
¡Mamá! y a Él.
Miró en dirección a la salida. No debió ir hoy al
trabajo pero pensó que allí estaría mas distraída
de todo, acertó en algo: no tenía ninguna noticia
del exterior salvo algún sonido lejano difícil de
ubicar y esa negrura que lo abarcaba todo.
Al momento advirtió una neblina que subía del
sótano y que predecía un aluvión de agua que ya
comenzaba a anegar la habitación.
Tomó la vela, el libro y la mochila y comenzó a
subir las escaleras hacia el piso principal con la
absoluta certeza de que al cruzar la puerta de
salida, el mundo que ella conocía sería otro, y
recordó aterrorizada:
"Quien tiene un porqué para vivir puede soportar
casi cualquier cómo "


Comentarios
Publicar un comentario